viernes, 17 de mayo de 2013

Los Palomos viajeros.



¡Cuántas noches me han servido las copas
las manos de un corzo que me compromete!
Me hacía beber de sus ojos y de su mano
y era embriaguez sobre embriaguez, pasión sobre pasión.
Yo tomaba los besos de sus mejillas y mojaba mis labios
en su boca, ambas más dulces que la miel.

Ibn al-Kattānī, Tašbīhāt.

¡Oh tú, en cuyas mejillas ha escrito el vello dos líneas que, al destruir tu belleza, despiertan ansias y cuidados!

No sabía que tu mirada era un sable, hasta ahora

que te he visto vestir los tahalíes del vello.